SOLAS: una respuesta a la tragedia marítima
La tragedia del Titanic llevó a la creación del Convenio Internacional para la Seguridad de la Vida Humana en el Mar (SOLAS) en 1914. Se trataba de un avance fundamental en respuesta a la catástrofe, cuyo objetivo era garantizar la seguridad en situaciones de peligro marítimo. El Convenio introdujo estrictas medidas de seguridad en relación con la construcción, el equipamiento y el funcionamiento de los buques marítimos. También destacaba la importancia de las inspecciones periódicas de los buques para mantener y mejorar las normas de seguridad.
Titán: La trágica pérdida
Más de un siglo después, el 18 de junio de 2023, el submarino "Titan", operado por OceanGate Expeditions, sufrió una trágica implosión durante una inmersión en los restos del Titanic. Este desastre recordó la catástrofe del Titanic y reavivó el debate sobre las normas de seguridad y el manejo de la tecnología moderna.
Reglamento de Submarinos: Bajo SOLAS
El Convenio Internacional para la Seguridad de la Vida Humana en el Mar (SOLAS) se ocupa principalmente de la seguridad de los buques mercantes. No se ocupa específicamente de los submarinos, especialmente los militares, ya que éstos quedan fuera (o más bien por debajo) de su ámbito de aplicación y suelen estar sujetos a normas y reglamentos diferentes establecidos por las autoridades militares o navales de cada país.
En el caso de los submarinos civiles, como los utilizados para la investigación o el turismo, suelen regirse por normas y reglamentos establecidos por sus respectivos países y no entran directamente en el ámbito de aplicación de SOLAS. No obstante, la Organización Marítima Internacional (OMI), que supervisa el Convenio SOLAS, ha elaborado el Código de seguridad para sumergibles (resolución A.831(19)), que establece normas de seguridad específicas para los sumergibles destinados a operar desde buques.
En caso de que un sumergible opere en conjunción con un buque (por ejemplo, un buque de apoyo), como el "Polar Prince", los requisitos pertinentes de SOLAS se aplicarían al buque y, potencialmente, a las disposiciones y procedimientos de seguridad relacionados con el funcionamiento del submarino.
El innovador diseño de Titán: ¿Un riesgo disfrazado?
El Titán presentaba un diseño único con una cabina más espaciosa en forma de cilindro hecha de fibra de carbono, a diferencia de las cabinas en forma de esfera hechas de titanio utilizadas en la mayoría de los sumergibles. Este diseño, aunque innovador, sometió al Titán a mayores cargas de presión y estrés, lo que provocó su catastrófica avería.
El Titán, sometido a unas dos docenas de inmersiones, fue expuesto repetidamente a importantes tensiones submarinas. La construcción de fibra de carbono, inicialmente celebrada por su eficacia y resistencia, parece haber sido incapaz de soportar la implacable presión de las profundidades marinas.
Por lo tanto, se plantean cuestiones críticas sobre las mínimas normas de seguridad vigentes. Sorprendentemente, según los informes, el Titán no estaba certificado, al menos no por ninguna agencia de inspección tradicional como la American Bureau of Shipping (ABS), DNV/GL o Lloyd's Register. En 2019, el CEO de OceanGate, Stockton Rush, que perdió trágicamente la vida en el desastre, había declarado que la empresa no permitiría que el buque se sometiera a controles por parte de dichas entidades externas. Expresó su convencimiento de que dicha inspección externa ahogaría la innovación.

Navegar en aguas internacionales
¿Por qué una empresa con semejante planteamiento explotaría un buque así? Sencillamente, porque era posible. Según Salvatore Mercogliano, profesor asociado de historia marítima en la Universidad Campbell de Carolina del Norte, la normativa aplicable a sumergibles como el Titán es mucho menos estricta, sobre todo cuando operan en aguas internacionales.
Mercogliano explicó que el Titán, que fue botado desde un buque canadiense en el Atlántico Norte, cerca de los restos del Titanic, no necesitaba cumplir la normativa normalmente aplicable a otros buques. No necesitaba registrarse en ninguna nación específica, enarbolar la bandera de un país o seguir las normas marítimas habituales.
Comparó la situación con llevar un barco en un remolque: "La policía se asegurará de que el remolque cumple los requisitos para circular, pero en realidad no hará una inspección de barcos".
Mercogliano también señaló que el Titan no estaba sujeto a la Ley de Seguridad de Buques de Pasaje de 1993, que regula los sumergibles de transporte de pasajeros y exige su registro en la Guardia Costera. La ley no se aplica al Titán porque no navega en aguas estadounidenses ni enarbola pabellón estadounidense.
El exceso de confianza: Un atajo hacia el desastre
Esta decisión, que recuerda el exceso de confianza que mostraron los creadores del Titanic al afirmar que era "insumergible", subraya la importancia crítica de la validación y el examen externos.
Al igual que la catástrofe del Titanic de 1912 condujo a la creación del Convenio SOLAS, la tragedia del Titan de 2023 puede ser un catalizador para nuevos cambios en la normativa de seguridad marítima. Con la investigación en curso de la Junta de Seguridad en el Transporte de Canadá, hay esperanzas de que se comprendan a fondo las circunstancias que condujeron a esta catástrofe y de que se extraigan lecciones para prevenir este tipo de incidentes en el futuro.
Mientras lidiamos con las repercusiones de la tragedia del Titán, resuenan las lecciones del desastre del Titanic, que subrayan la necesidad esencial de medidas de seguridad estrictas, validación externa y vigilancia constante cuando se exploran las impredecibles profundidades del océano.
La catástrofe del Titán, al igual que la del Titanic, nos recuerda la importancia crucial de las normas de seguridad y el respeto por la fuerza del océano. Tal vez haya llegado la hora de un "Titanic 2.0" en la normativa de seguridad marítima: un enfoque renovado de las normas rigurosas, el escrutinio externo y el compromiso de aprender de los errores del pasado.